El destino marcó las pautas,
escribió el viejo guión,
para un títere protagonista.
Tinta imborrable,
que no deja rectificar
los errores e injusticias,
que para el principal
en su papel tatuó.
Y ahí permanece impoluto,
con el paso de los años,
el aplastante diario,
con funda de plata
e interior de plomo.
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