martes, 14 de enero de 2014

Descubrir

Y un día destripas el sentido de la película, descubres que todo eso que te alejó de aquellas personas es lo que hoy día eres, que te gustaban esas canciones porque se parecen a tu corazón, al que de verdad hace bombear tu vida y no tu sangre; que hablas distinto porque es tu único y verdadero lenguaje, el más sincero, y tú querías la sinceridad con la gente a la que amas.

Un día descubres que no deseas ser de otra manera, que has llegado a ser aquello para lo que naciste, que hay pasajeros que suben y bajan de los vagones, que algunos se quedan, que tropiezas en los pasillos por casualidad cuando no eres tú quien se abalanza sobre ellos porque no quieres que la próxima parada sea la última vez que los veas, que junto al tuyo queda un asiento libre y no será de cualquiera. 

Pero, sobre todo, un día descubres que te queda tanto por descubrir, que este hallazgo a su lado parece insignificante. Miras al frente y te preguntas qué estarás haciendo hoy para ser mañana.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Historias Tatuadas

Cada noche la misma piel,
cada noche el mismo cuerpo
tatuado de las más bellas historias
que en la vida imaginé. 

Cada noche lo aferro, 
lo miro, 
lo contemplo, 
lo dejo descansar contra mi pecho 
a punto de estallar en la más hermosa sensación 
de irrealidad más real 
que he logrado alcanzar. 

Sé que es de verdad, 
lo presiento. 
El resto no lo entiende, 
no ve más que mi cara enamorada, 
delirante y  atontada, 
más que la sonrisa que se me dibuja 
cada vez que abro sus páginas.

sábado, 24 de agosto de 2013

Borrajas y Dondiegos

Esa mirada de encuentro,
de “si sonríes, te como a besos”.
Ese guiño que despeina el pecho,
que lo llena de borrajas y dondiegos,
que le da mil y una vueltas,
algunas más a espaldas
de aquel al que llaman
‘Dueño del tiempo’.

domingo, 26 de mayo de 2013

Por Ti

Eres tú
quien me traduce las canciones
quien pone prosa en verso
quien me deja el corazón
latiendo en carne viva,
sin sangrar, 
pero con la sangre
buscando la salida. 




jueves, 18 de abril de 2013

Llantos De Emoción


Es la alegría tonta,
un algo que pinza en el centro del pecho,
lo retuerce y sobresalta;
lo llena de rosas rojas y blancas.

Es la lágrima que se escapa por la mejilla,
porque el alma se ha visto desbordada
y va a la deriva, formando surcos,
recorriendo mi cara.

Es la emoción por la vida,
por sentir que quieres compartirla.

domingo, 6 de enero de 2013

El Cuento de Hadas

Desde pequeños nos enseñan un mundo maravilloso: nos llevan al circo, al zoo, a escuchar un concierto sinfónico infantil o a ver una película de Disney en la que la princesa siempre acaba salvada a lomos de un caballo blanco por su apuesto príncipe. Crean a nuestro alrededor un mundo de fantasía en el que proteger nuestra inocencia hasta que seamos lo suficientemente maduros para aceptar la realidad del mundo en el que vivimos. 

Un día creces a la fuerza y te sueltan para que te golpees fuerte al caer de la nube. Ese día descubres que todo es mentira, que Papá Noel, Los Reyes Magos o El Ratoncito Pérez no existen. Todo fue una trola conductista para que te portases "bien" (o como era esperado) a cambio de una buena recompensa, al más puro estilo de Pavlov. Y resulta que nada de lo aprendido te va a servir ahí fuera, no habrá plato de comida tras las campanillas y el babeo posterior. La cosa va a consistir, más bien, en tener que morder la mano a tu dueño para que reaccione él y sepa quién está al mando. Vas a tener que desconfiar de su buena voluntad y humanidad, pues no la tiene, la sociedad se la ha robado.

El letrero de novato no te lo quita nadie, sales al exterior con el disfraz de juegos y eres el blanco perfecto para aquellos que ya hace tiempo se lo quitaron. Disparan a matar, no sin antes acercarse a ti de la manera más sutil. Fingen ser hadas, fingen tener magia, cuando lo único que esconden es una preciosa daga que irá directa a tu corazón en el preciso instante en que lo deposites con entrega en sus manos. La culpa es tuya, debiste estar alerta y hacerle girar para ver su espalda o levantarle la máscara.

Y así es como podría resumir la vida de casi todo el mundo, ya que habrá quien dejara el traje de princesa rosa con purpurina o el caballito de cartón y asomara la cabeza por la ventana desde muy temprana edad o, incluso, a quien nunca le quiten el disfraz ni el decorado del precioso castillo y bosque frondoso. 

Dicen que lo que escuece, cura. Este día de Reyes va a curarme bastante porque ha dejado una herida que arde, aunque ya no tanto como la primera vez. 

Han terminado de rasgar mi vestido rosa, va siendo hora de morder y desconfiar de las campanillas. 

sábado, 29 de diciembre de 2012

Lo Tuyo Es Hembrismo

 Igualdad. 
Se nos llena la boca con esta palabra, se nos ensancha el pecho al reclamarla a diestro y siniestro ante cualquier hecho que consideramos injusto. 

Machismo, Feminismo y el tercero en discordia, el Hembrismo (ese gran desconocido). Estos tres términos son armas cargadas si no saben usarse correctamente. Un hombre no es MACHISTA por querer reclamar sus derechos naturales como hombre y una mujer no es FEMINISTA si lo que pretende es superponer el poder de su sexo por encima de todos los hombres, porque, entonces, a eso se le llama HEMBRISMO. 

Y esta parrafada inicial viene a responder una de las preguntas-afirmaciones que me han hecho en el día de hoy. En las conversaciones del día a día, salen a relucir frases tan desconcertantes como: "Yo soy igual a cualquier hombre y a mí no hace falta que me venga un inútil a darme lecciones de vida" o "Los idiotas de los hombres". A priori, pueden resultar graciosas en una conversación entre mujeres, pueden dar lugar infinitud de chistes sobre el tema y a una de las tardes más amenas de la semana. Cuando alguien no sigue el juego dentro del grupo, es cuando vienen las miradas de reproche y el tatuaje en la frente al rojo vivo como MACHISTA.

Así que diferenciemos: el machismo es aquel que intenta vejar a la mujer ; el hembrismo (no recogido por la RAE) pretende la supremacía de la mujer sobre el hombre; y el feminismo es aquel que quiere que los derechos y oportunidades de mujeres y hombres sean iguales. 

Tanto el hombre como la mujer poseen instintos naturales que le son innatos, instintos que no tienen por qué suponer un arrebato de derechos hacia el sexo contrario de su especie. Es cierto que todo evoluciona, que la mujer pretende tomar las riendas de las relaciones a la misma altura que las que toma el hombre. ¿Es posible esto en una relación de pareja? Mi experiencia en la vida en toda clase de relaciones a nivel de distintos grupos socioculturales me dice que las relaciones se forjan a base de dos clases de personas, las que toman el poder y las que aceptan que sea otro el que posea tal poder (y que se me entienda: acepta, no se doblega o sodomiza a causa de ello). Dos personas ejerciendo la misma fuerza jamás llegan a ninguna parte, se estancan en el punto medio.

Hace poco hice un comentario que despertó la sorpresa de muchos y alguien se llevó las manos a la cabeza: ¿A qué mujer no le gusta que la dominen? (Fue una lanza a favor de un criticado spot publicitario en el que una chica se veía forzada por varios hombres). Tal vez me faltó añadir: "Solo a aquellas a las que les gusta dominar". Pero en el fondo creo que, instintivamente, cualquier mujer sucumbe al también y no por ello menos justo instinto sexual del hombre. 

No estoy hablando de que todo tenga que ser estanco y que siempre deba ser así, pero tampoco estoy a favor de que alguien se limpie la boca con el pañuelo del feminismo cuando en realidad está usando el del hembrismo.

En mi opinión, machismo y hembrismo no conllevan implícito ningún componente sexual, sino aquel que hace buscar a todos los hombres la supremacía con respecto a los demás para sentirse un ser superior. La forma más rápida de encontrar esa supremacía y aplicarla aunque solo sea en una persona es sobre la pareja. Por tanto, lo veo como enfermedad propia del débil ante la impotencia dictatorial. 

No lo llames feminismo, es hembrismo. No luchas por la igualdad, sino que denuestas al hombre para sentirte superior.