martes, 8 de noviembre de 2011

DE PIEDRA

Algunas veces, las personas que más quieres te hacen daño sin querer. Te hacen daño porque no saben tu verdad, no ven desde tu perspectiva, no son conscientes del poder que poseen sus palabras para hacerte remover heridas. Pero, tal vez, quien no vislumbre que eso no debería doler porque no están dentro de ti para conocerte y porque no les has dejado sentir, te has escudado en otro yo, eres tú.

Te hacen sentir culpable con sus cortas frases, unas veces con razón y otras sin ella. Se recrean en tu dolor sin enterarse porque eso, piensan ellos, te hará crecer emocional y personalmente.

Sí, te hacen crecer, te estiran a más no poder, no sin antes darte ese puntapié en la boca del estómago. Y, mientras te lo están propinando, haces que eres de piedra y no te inmutas, sonríes. Cuando todos se han ido y tú te has refugiado en tu lugar ermitaño, dejas caer una lágrima a la que siguen millones tras la estela de la libertad. Pero tú eres de piedra, recuerdas, y sales a la siguiente función con la misma cara que la vez anterior. Los aplausos están servidos.

3 comentarios: