en un planeta con gravedad,
con la ley de anclar.
Érase una vez
un montón de palabras
aún por escribir.
Érase una vez un mundo
que confundía el lenguaje
de las mariposas al volar.
Érase una vez, ahora,
en este mismo momento,
un baúl de sentimientos
abierto justo a tiempo.
Érase y ya no es.
Es lo que nunca fue.
Fue lo que jamás debió ser.
Será lo que siempre yo soñé.