sábado, 29 de diciembre de 2012

Lo Tuyo Es Hembrismo

 Igualdad. 
Se nos llena la boca con esta palabra, se nos ensancha el pecho al reclamarla a diestro y siniestro ante cualquier hecho que consideramos injusto. 

Machismo, Feminismo y el tercero en discordia, el Hembrismo (ese gran desconocido). Estos tres términos son armas cargadas si no saben usarse correctamente. Un hombre no es MACHISTA por querer reclamar sus derechos naturales como hombre y una mujer no es FEMINISTA si lo que pretende es superponer el poder de su sexo por encima de todos los hombres, porque, entonces, a eso se le llama HEMBRISMO. 

Y esta parrafada inicial viene a responder una de las preguntas-afirmaciones que me han hecho en el día de hoy. En las conversaciones del día a día, salen a relucir frases tan desconcertantes como: "Yo soy igual a cualquier hombre y a mí no hace falta que me venga un inútil a darme lecciones de vida" o "Los idiotas de los hombres". A priori, pueden resultar graciosas en una conversación entre mujeres, pueden dar lugar infinitud de chistes sobre el tema y a una de las tardes más amenas de la semana. Cuando alguien no sigue el juego dentro del grupo, es cuando vienen las miradas de reproche y el tatuaje en la frente al rojo vivo como MACHISTA.

Así que diferenciemos: el machismo es aquel que intenta vejar a la mujer ; el hembrismo (no recogido por la RAE) pretende la supremacía de la mujer sobre el hombre; y el feminismo es aquel que quiere que los derechos y oportunidades de mujeres y hombres sean iguales. 

Tanto el hombre como la mujer poseen instintos naturales que le son innatos, instintos que no tienen por qué suponer un arrebato de derechos hacia el sexo contrario de su especie. Es cierto que todo evoluciona, que la mujer pretende tomar las riendas de las relaciones a la misma altura que las que toma el hombre. ¿Es posible esto en una relación de pareja? Mi experiencia en la vida en toda clase de relaciones a nivel de distintos grupos socioculturales me dice que las relaciones se forjan a base de dos clases de personas, las que toman el poder y las que aceptan que sea otro el que posea tal poder (y que se me entienda: acepta, no se doblega o sodomiza a causa de ello). Dos personas ejerciendo la misma fuerza jamás llegan a ninguna parte, se estancan en el punto medio.

Hace poco hice un comentario que despertó la sorpresa de muchos y alguien se llevó las manos a la cabeza: ¿A qué mujer no le gusta que la dominen? (Fue una lanza a favor de un criticado spot publicitario en el que una chica se veía forzada por varios hombres). Tal vez me faltó añadir: "Solo a aquellas a las que les gusta dominar". Pero en el fondo creo que, instintivamente, cualquier mujer sucumbe al también y no por ello menos justo instinto sexual del hombre. 

No estoy hablando de que todo tenga que ser estanco y que siempre deba ser así, pero tampoco estoy a favor de que alguien se limpie la boca con el pañuelo del feminismo cuando en realidad está usando el del hembrismo.

En mi opinión, machismo y hembrismo no conllevan implícito ningún componente sexual, sino aquel que hace buscar a todos los hombres la supremacía con respecto a los demás para sentirse un ser superior. La forma más rápida de encontrar esa supremacía y aplicarla aunque solo sea en una persona es sobre la pareja. Por tanto, lo veo como enfermedad propia del débil ante la impotencia dictatorial. 

No lo llames feminismo, es hembrismo. No luchas por la igualdad, sino que denuestas al hombre para sentirte superior.