el aroma de tu cuello,
el tacto de tu piel.
Me gusta cómo caminas,
la seguridad que desprendes.
Me gusta la pícara risa
que dejas asomar
detrás de tu tenue seriedad.
Me gusta tanto mirarte,
contemplar tu impecable figura,
que hasta los ojos me cuesta cerrar
cada vez que tus labios
me hacen perder la cordura.
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