Se invirtió el corazón
y en un segundo plano
solo se quedó.
El dolor le hace fuerte
para estar en soledad,
le da el impulso
para aguantar un día más.
Y se fue durmiendo
solo en su celda de cartón,
se acomodó, se acurrucó.
Y despertó para gritar
que ya no más,
que ya no más,
que ni un solo cristal
le atravesaría de nuevo.
Y despertó para gritar
que ya no más,
que ya no más,
que no quiere libertad,
que lo dejasen con su frialdad.
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